Su potencial de ingresos como propietario de un negocio depende de una variedad de factores, incluida la política fiscal de su país. Cualquier cambio en los gastos e impuestos del gobierno afectará sus ingresos, así como el poder adquisitivo de sus clientes. Por esta razón, es importante tener un buen conocimiento de las políticas fiscales discrecionales y los estabilizadores automáticos en macroeconomía. Esto le permitirá realizar inversiones más inteligentes y mantener su negocio próspero.
¿Qué son las políticas fiscales discrecionales?
Las políticas fiscales discrecionales estabilizan la economía. Entran en vigencia cuando el gobierno aprueba nuevas leyes que modifican los impuestos o los niveles de gasto. En general, estas medidas se toman durante las recesiones o los auges.
Por ejemplo, el gobierno puede implementar este tipo de política fiscal durante una crisis económica para aumentar la demanda agregada. Si la economía está en auge, estas medidas ayudarán a restringir la demanda agregada. Están destinados a cerrar una brecha inflacionaria o recesiva. Por lo tanto, una política fiscal discrecional estabilizará la economía sobre todo cuando se produzcan excedentes durante la inflación y déficits durante las recesiones.
En general, se tarda entre seis y doce meses después de implementar cambios en las políticas para experimentar mejoras importantes. Ciertas medidas, como la variación de los programas de gasto y las tasas de impuestos, pueden tener efectos estabilizadores temporales. Por ejemplo, el gobierno puede reducir los impuestos en tiempos de recesión para evitar que caigan los ingresos y la demanda.
El papel de los estabilizadores automáticos en macroeconomía
Al igual que las políticas fiscales discrecionales, los estabilizadores automáticos equilibran la producción y la demanda. La diferencia es que los cambios en el gasto del gobierno y las tasas impositivas ocurren sin ninguna acción legislativa deliberada. En otras palabras, el Congreso no tiene que votar sobre ellos. Estas medidas pueden incluir (pero no se limitan a) incentivos de empleo, recortes de impuestos, impuestos progresivos, subsidios a los agricultores y compensación por desempleo.
Por ejemplo, cuando la economía se ralentiza y las personas pierden sus empleos, el gobierno automáticamente gastará más en los beneficios por desempleo. Durante el crecimiento económico, las personas ganarán más y pagarán impuestos más altos, mientras que las tasas de desempleo bajarán. Por lo tanto, el gobierno gastará menos en la compensación por desempleo.
Las limitaciones de los estabilizadores automáticos
Una limitación de la política de estabilización automática es que no funciona si la inflación es causada por factores distintos a los que afectan la demanda agregada. Las políticas fiscales discrecionales, por otro lado, pueden abordar problemas económicos que no están vinculados a la demanda agregada.
Además, los estabilizadores automáticos no son una opción en los países menos desarrollados, ya que el país debe contar con un sistema fiscal y de bienestar social bien desarrollado. Además, pueden tener un efecto exagerado en las finanzas del gobierno.
Por ejemplo, los préstamos del gobierno en tiempos de recesión aumentan, lo que a su vez limita los fondos disponibles para el sector privado para la investigación, las inversiones y otros factores que de otra manera estimularían el crecimiento económico. Cada vez que aumenta el gasto del gobierno, el dinero tiene que venir de alguna parte.
Tanto los estabilizadores automáticos como las políticas fiscales discrecionales tienen sus ventajas y limitaciones. Una cosa es segura: los estabilizadores automáticos por sí solos no son suficientes para corregir el problema en tiempos de recesión o inflación. Por esta razón, la intervención del gobierno puede ser necesaria para estabilizar la economía.