En la industria de los salones de belleza, uno de los acuerdos más comunes entre profesionales y salones es el contrato de alquiler de stands. Con este enfoque, los estilistas y los profesionales pagan al propietario de un salón una cierta cantidad de dinero en alquiler. Esta estrategia puede beneficiar tanto al estilista como al dueño del salón.
Alquiler de stand
El estilista o profesional le paga al propietario del salón una cierta cantidad de dinero por mes o semana para alquilar un stand. Parte de este alquiler se destina a pagar todos los costos de mantenimiento y utilidades del edificio, así como la publicidad del salón. El propietario del salón también se queda con un porcentaje del dinero como ganancia. El estilista luego se queda con todo el dinero que ella genera.
Contratista independiente
Cuando eres un estilista o profesional, este arreglo te proporciona cierta flexibilidad. Cuando usted alquila un stand, no es un empleado, sino un contratista independiente. Usted es esencialmente un dueño de un negocio dentro de un negocio. Si necesitas el día libre, puedes despegar. Puede desarrollar su propia clientela y no tendrá que compartir con otros estilistas del edificio. Esto le permite tener más control sobre su horario de trabajo.
Contabilidad
Una de las ventajas para ambas partes es que la contabilidad es más simple. Cuando trabaja con este tipo de acuerdo, no tiene que hacer un seguimiento de qué porcentaje de cada pago va a cada parte. Usted se queda con todo el dinero que recauda como propietario de un stand. El propietario del salón no tiene que preocuparse por que le cambien de puesto, ya que ella está cobrando el alquiler al propietario del stand.
Consideraciones
Un acuerdo de alquiler de stand puede llevar a cierta confusión. Por ejemplo, cuando un cliente está molesto, ella le pedirá hablar con el propietario del negocio. En esta situación, no hay relación de empleador y empleado. En su lugar, es más una relación entre el propietario y el inquilino. Esto puede llevar a algunas conversaciones incómodas entre los clientes, los arrendatarios de puestos y el propietario del salón. También puede ser difícil asegurarse de que todos los arrendatarios de puestos trabajen juntos para que el salón funcione, aunque no sean compañeros de trabajo.