Todas las empresas enfrentan riesgos de una variedad de fuentes, tanto internas como externas. Los dos medios principales para gestionar el riesgo son la mitigación del riesgo y la planificación de contingencia. La mitigación de riesgos se enfoca en minimizar los riesgos una vez que surgen, mientras que la planificación de contingencia se refiere a tener un curso de acción alternativo planeado una vez que surge un riesgo, en otras palabras, tener un plan B.
Mitigación de riesgos
La mitigación de riesgos es una forma de control de daños. Si bien el enfoque de la mitigación de riesgos está en las acciones que deben tomarse después de que el riesgo se haga evidente, las estrategias de mitigación de riesgos de una empresa deben planificarse por adelantado, ponerse por escrito y darse a conocer a las personas clave dentro de la organización.
Planificación de contingencias
La planificación de contingencia es tener un plan de respaldo en caso de que surja un riesgo y deshaga un supuesto en el que se basó el plan original. Por ejemplo, una empresa podría asumir que un nuevo producto que está desarrollando no enfrentará una competencia seria durante cinco años. Si un competidor fuerte emerge después de solo unos pocos meses, es posible que la empresa deba seguir una nueva estrategia, centrándose más en el posicionamiento competitivo que en hacer crecer el mercado para su producto.
Identificación de riesgo
Un aspecto clave tanto de la mitigación de riesgos como de la planificación de contingencias es la capacidad de identificar riesgos potenciales antes de que surjan y planificar estrategias de mitigación o contingencia. Una forma popular de identificar riesgos es pensar en las suposiciones subyacentes en el modelo o plan de negocios de una empresa y preguntar qué pasaría si esas suposiciones resultaran ser falsas.
Ponderación del riesgo
Además de identificar los riesgos potenciales, una empresa debe priorizar sus esfuerzos de mitigación y planificación de contingencia en los riesgos más significativos. Una técnica común es enumerar todos los riesgos posibles y colocarlos en una matriz de dos por dos, con el eje vertical que representa la gravedad del riesgo y el eje horizontal que representa la probabilidad del riesgo. Los riesgos en el cuadrante superior derecho, el más grave y el más probable, deben abordarse primero.
