La política fiscal y monetaria representan dos enfoques a través de los cuales los gobiernos intentan administrar las economías de sus naciones. La política fiscal utiliza los poderes de impuestos y gastos del gobierno para influir en la economía, mientras que la política monetaria utiliza las tasas de interés y la oferta monetaria para garantizar un crecimiento económico estable. Aunque la política monetaria y fiscal tienen efectos diferentes, ambos se esfuerzan por garantizar la estabilidad económica.
Objetivos de la política fiscal
La política fiscal utiliza los impuestos, el gasto del gobierno o una combinación de los dos para afectar la dirección general de la economía. A menudo, el gobierno usa medidas fiscales para estimular una economía en problemas, como lo hizo el gobierno de los Estados Unidos durante la Gran Depresión en la década de 1930. El gobierno luego utilizó una serie de nuevos programas y medidas de gasto, como proyectos de infraestructura, para estimular la actividad económica. Durante una economía lenta, las empresas producen menos bienes y los consumidores gastan menos dinero, reduciendo la demanda agregada y reduciendo la producción económica nacional. Al aumentar sus compras de bienes y servicios o al reducir los impuestos para poner más dinero en manos de la gente, el gobierno intenta aumentar la demanda agregada y aumentar la producción, según lo mide el producto interno bruto (PIB).
Objetivos de la política monetaria
Los principales objetivos de la política monetaria consisten en garantizar un sistema de precios estable y promover un crecimiento económico sostenible. La inflación, caracterizada por un aumento general de los precios, reduce el poder de compra del dinero y perjudica el crecimiento económico. La política monetaria trata de proteger el valor del dinero mediante la regulación de la oferta monetaria nacional. Los instrumentos de política para hacerlo incluyen la compra y venta de valores gubernamentales conocidos como operaciones de mercado abierto; regulación de los requisitos de la reserva bancaria; y establecer tasas de interés a corto plazo, como la tasa de fondos federales en los EE. UU. y la tasa de descuento.
Identificación
Diferentes entidades controlan la política fiscal y monetaria. En la mayoría de las naciones, los poderes legislativo y ejecutivo del gobierno controlan la política fiscal, establecen la tasa impositiva y adoptan el presupuesto anual del gobierno. En los EE. UU., El Congreso adopta el presupuesto y establece los niveles de impuestos con algunas aportaciones del presidente. Los bancos centrales supervisan la política monetaria. Los ejemplos incluyen la Reserva Federal de EE. UU., El Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá y el Bundesbank en Alemania.
Efectos de la política fiscal
La política fiscal tiene su efecto más inmediato en la demanda agregada de bienes y servicios en toda la economía. La política fiscal también afecta el comportamiento del consumidor. Las altas tasas de impuestos marginales, que cobran tasas más altas a medida que aumentan los ingresos, reducen los incentivos para ganar más dinero. Según el profesor Greg Mankiw, economista de Harvard y ex asesor de la Casa Blanca, la política fiscal expansiva, en la que el gobierno aumenta sus gastos para estimular la economía, puede desplazar las inversiones del sector privado.
Efectos de la política monetaria
Al afectar las tasas de interés y la oferta monetaria de la nación, la política monetaria afecta la capacidad de los consumidores y las empresas para obtener crédito. Sin embargo, el Banco de la Reserva Federal de San Francisco informó que la política monetaria implica un retraso prolongado en el que puede tomar de tres meses a más de un año para que las decisiones de política se extiendan por toda la economía.