La prevalencia de grandes escándalos corporativos a lo largo de los años ha ayudado a aumentar la conciencia pública sobre dos conceptos éticos principales: las partes interesadas y los dilemas éticos. Si bien estos conceptos no son exclusivos del estudio de negocios, tienden a aplicarse más comúnmente a la toma de decisiones corporativas éticas. Por ejemplo, el movimiento de responsabilidad social corporativa es una aplicación directa de estas ideas en los negocios. Pero, ¿qué significan exactamente?
Partes interesadas
Las partes interesadas se definen en términos generales como cualquier persona que se vea afectada por la decisión de quien toma las decisiones. Algunos ejemplos de partes interesadas corporativas serían accionistas, empleados, clientes, proveedores, financieros, familias de empleados y la comunidad en la que se encuentra la corporación. Las partes interesadas también podrían estar menos directamente relacionadas con las operaciones de una corporación. Por ejemplo, los contribuyentes que más tarde necesitan financiar un rescate del gobierno de una empresa en dificultades, el gobierno e incluso aquellos que sufren los efectos de la contaminación corporativa son partes interesadas, en el sentido de que tienen una participación en las decisiones.
Dilemas éticos
Un dilema ético ocurre cuando usted tiene la obligación moral de cumplir con dos cursos de acción diferentes, pero las circunstancias de la situación solo le permiten elegir uno de los dos cursos. Un ejemplo sería informar sobre irregularidades no éticas por parte de un jefe que está involucrado en algún tipo de fraude corporativo. Muchos empleados en esta situación estarían en conflicto en su temor de perder sus empleos, lo que les dificultaría cumplir con las obligaciones de mantener a sus familias. Sin embargo, al no denunciar las irregularidades, ponen en peligro a otras partes interesadas.
Grupos de interés y dilemas éticos aplicados.
La identificación de las partes interesadas potenciales es esencial para el comportamiento ético. La falta de identificación de las partes interesadas ha llevado a muchos a tomar decisiones no éticas sin darse cuenta de que tenían un dilema moral en primer lugar. Durante años las empresas se adhirieron al propósito de obtener ganancias, legalmente. A primera vista, esto suena razonable y moral; sin embargo, también ha conducido a muchos escándalos corporativos en los que las empresas se adhirieron a los límites legales y, aunque nunca cruzaron las limitaciones legales, su mala toma de decisiones perjudica a muchos millones de partes interesadas. Por ejemplo, durante muchas décadas, las compañías de papel contaminaron de manera rutinaria y legal los ríos y lagos, haciendo que el agua sea imposible de beber para los seres humanos e inhabitable para los peces y los animales.
Lidiando con los dilemas éticos
Desafortunadamente, no existe un método perfecto para lidiar con dilemas éticos. Independientemente de su elección, deberá enfrentar y aceptar las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, hay dos formas de ver su situación para ayudarlo a tomar una decisión. La primera forma es evaluar las acciones potenciales que puede tomar y luego elegir el curso que sea menos problemático desde el punto de vista moral. El segundo consiste en analizar los posibles resultados de sus acciones y seleccionar el curso de acción con el mayor beneficio o menor daño.