El condicionamiento clásico y el condicionamiento operante son reacciones psicológicas explotadas por los anunciantes para convencernos de comprar sus productos. En el condicionamiento clásico, los consumidores responden a un estímulo de una manera particular e inconsciente, por ejemplo, salivando cuando ven una imagen de comida deliciosa. En el condicionamiento operante, los anunciantes intentan cambiar el comportamiento de los consumidores mediante el uso de recompensas o castigos. Por ejemplo, al devolver a los consumidores dinero después de comprar un producto en particular.
Condicionamiento clásico
En el condicionamiento clásico, el anunciante intenta que los consumidores asocien su producto con un sentimiento o respuesta particular, con la esperanza de que el consumidor compre el producto. Por ejemplo, un anuncio para un restaurante de comida rápida generalmente hará que la comida se vea deliciosa y deliciosa, de modo que los consumidores se sientan hambrientos cuando miren el anuncio y quieran salir y comprar algo de la comida. Otro ejemplo de condicionamiento clásico ocurre en los anuncios donde las personas se divierten usando un producto. Luego, los consumidores pueden asociar los buenos sentimientos y divertirse con el producto y es más probable que compren el producto.
Uso de la musica
La publicidad que utiliza música está aprovechando el condicionamiento clásico. La música que es feliz y repetitiva ayuda a los consumidores a sentirse felices cuando la escuchan. Luego, los consumidores asocian los sentimientos de felicidad con el producto y es más probable que compren el producto. Los jingles que permanecen en la mente, como jingles que riman o melodías basadas en canciones populares, también pueden actuar como una forma de condicionamiento clásico. Cada vez que el consumidor recuerda la melodía, también recuerda inconscientemente el producto asociado con ella. Esto puede hacer que el consumidor tenga más probabilidades de comprar el producto.
Refuerzo positivo
Este es un tipo de condicionamiento operante en el que los consumidores son recompensados por comprar un producto o servicio. La recompensa actúa para reforzar el comportamiento y aumenta la probabilidad de que el consumidor continúe comprando el producto. Por ejemplo, los cupones son una forma de condicionamiento operante. Los consumidores usan cupones para comprar un producto por dinero, y luego continúan comprando el producto incluso cuando ya no están disponibles porque están condicionados a comprar el producto. Las ofertas gratuitas son otra forma de condicionamiento operante. Una estrategia de condicionamiento operante es ofrecer a los consumidores una muestra gratuita, luego un cupón válido para un gran descuento, y luego un cupón para un descuento menor. Al final de esto, el consumidor puede estar tan acostumbrado a usar el producto que continúa comprando a precio completo. Ofertas como "Compre 10, obtenga uno gratis" son otra forma de condicionamiento operante.
Reforzamiento negativo
Este tipo de condicionamiento operante puede usarse para que los consumidores dejen de hacer algo. Por ejemplo, las compañías eléctricas pueden cobrar más por la electricidad utilizada durante las horas pico. Esta es una manera de hacer que las personas consuman menos electricidad durante las horas pico. Los vendedores que llaman en momentos inconvenientes o ejercen presión para convencerlo de que compre un producto o servicio también están usando condicionamiento negativo. La idea es que usted compre el producto para detener el fastidio. Otra forma de condicionamiento negativo es una amenaza de anular una garantía si el consumidor no utiliza los productos de reparación y mantenimiento de la compañía. Por ejemplo, anular la garantía de una impresora si no utiliza los cartuchos de tinta de marca del fabricante.