La disciplina es un conjunto de procedimientos cuyo objetivo es mejorar el rendimiento o modificar el comportamiento. Los dueños de negocios utilizan diferentes métodos de disciplina para responsabilizar a los empleados por sus acciones en un esfuerzo por aumentar la eficiencia y la rentabilidad. La disciplina progresiva agrega niveles crecientes de castigo con cada violación de las reglas de la compañía, mientras que la disciplina positiva involucra la participación de los empleados para resolver el problema subyacente.
Ventajas de la disciplina progresiva
La disciplina progresiva ofrece a los empleadores una serie graduada de reacciones a la productividad de los empleados o problemas de conducta personal. Las acciones disciplinarias de un empleador contra el empleado pueden ser de moderadas a severas, dependiendo del problema y la frecuencia con la que ocurra. El uso de disciplina progresiva permite a los gerentes intervenir y corregir el comportamiento deficiente de los empleados cuando surgen problemas por primera vez. La disciplina progresiva también puede mejorar la comunicación entre la gerencia y los empleados sobre la gravedad de los problemas específicos y las consecuencias por no seguir los procedimientos adecuados.
Ejemplos de disciplina progresiva
La disciplina progresiva a menudo implica un aumento de los castigos para cada aparición posterior de un problema. Por ejemplo, si un empleado suele llegar tarde al trabajo, el gerente puede requerir que el empleado reciba asesoramiento sobre cómo prepararse para la jornada laboral. Si el problema persiste, el gerente puede emitir una advertencia por escrito para que se incluya en el archivo de recursos humanos del empleado. Si el empleado no modifica su comportamiento y continúa llegando tarde al trabajo, el gerente puede suspender o despedir al empleado.
Ventajas de la disciplina positiva
La disciplina positiva permite a los gerentes comunicarse con los empleados de una manera que enfatiza los beneficios mutuos, en lugar de hacerlo desde un marco de temor al castigo. Los gerentes que usan una disciplina positiva comparten la información sobre el problema y discuten posibles soluciones con sus empleados. El enfoque de disciplina positiva genera confianza entre los gerentes y los empleados y les permite trabajar juntos para lograr los objetivos de la empresa. Cuando la disciplina positiva funciona, el gerente desactiva la situación, mientras que el empleado se siente más como un participante y menos como un engranaje en la máquina.
Ejemplos de disciplina positiva
El gerente que usa disciplina positiva le mostrará a un empleado que habitualmente llega tarde cómo la tardanza perjudica a la compañía, al empleado y a sus compañeros de trabajo. El empleado puede ofrecer razones para la tardanza habitual, como el tráfico pesado o retrasos en el transporte público. El gerente discutirá las posibles soluciones con el empleado, como irse antes o tomar una ruta diferente para trabajar. El empleado seguirá el consejo del gerente como parte de un esfuerzo cooperativo con el gerente y sus compañeros de trabajo, en lugar de por temor a ser suspendido o despedido.