Si desea medir su tasa de progreso, primero debe decidir qué quiere lograr. Tiene que haber algunas categorías cuantificables que puedan ser evaluadas, monitoreadas y medidas. El progreso se mide por su nivel de logro con respecto a un determinado esfuerzo. Hay una serie de cosas que pueden bloquear u obstaculizar su progreso. Si quieres un progreso continuo, debes superar los obstáculos en tu camino.
Determine qué categorías utilizará para medir su progreso. Por ejemplo, los individuos pueden medir su progreso espiritual, físico, social, profesional y familiar. Una empresa puede medir su progreso en las áreas de ventas, productividad, servicio al cliente y costos.
Averigüe dónde se encuentra en cada área que le gustaría medir. Para medir su ritmo de progreso, necesita saber dónde comenzó para poder determinar qué tan lejos ha llegado. Por ejemplo, si su objetivo es realizar 10 ventas al día, necesita saber cuántas ventas está realizando actualmente.
Determine algunas estrategias que podrían ayudarle a alcanzar sus metas. Por ejemplo, podría tomar una clase de ventas u obtener algunos consejos de la persona de ventas más importante. El juego de roles es otra estrategia. Cuando incorpores estas estrategias en tus actividades diarias, podrás ver si te ayudan a progresar.
Establezca una fecha límite para cumplir con su objetivo y verifique cómo se encuentra en el camino. Por ejemplo, si su objetivo es realizar 10 ventas por día dentro de los próximos 60 días, vea cómo le va después de 30 días.
Descubre cómo medir el progreso en categorías subjetivas. A veces, el progreso no se puede medir en términos cuantificables porque las categorías no tienen ningún elemento medible. Por ejemplo, si desea mejorar su capacidad para hablar, es posible que deba medir su progreso solicitando comentarios honestos y objetivos de sus compañeros, supervisores o un amigo cercano. También puede medir su propio progreso en función de cuán confiado y relajado se sienta al dar un discurso.