Los gerentes dentro de las organizaciones generalmente caminan la línea entre los empleados y los propietarios, aunque en organizaciones más pequeñas los dueños también pueden funcionar como gerentes. Las personas que ocupan puestos directivos a menudo están sometidas a mucho estrés porque intentan equilibrar las necesidades y demandas de quienes están por encima de ellos y de quienes están por debajo de ellos en la organización. Este proceso requiere una gran cantidad de diplomacia para hacerse bien.
Diversidad
La diversidad se ha convertido en un punto central en muchas empresas y organizaciones, tanto de manera positiva como negativa. Si bien la aceptación de la diversidad en el lugar de trabajo en los campos de raza, género, discapacidad, edad y orientación sexual se ha hecho mucho más aceptada en los últimos años, lo que indica una ampliación de la mentalidad pública, las luchas por la diversidad también pueden llevar a conflictos interpersonales y luchas dentro de las organizaciones. Los gerentes deben permanecer conscientes de estos delicados problemas y esforzarse por mantener una cultura de oficina inclusiva. El conflicto causado por, por ejemplo, un hombre al que se le ha negado un ascenso a favor de una mujer y que considera que este es el resultado del sexismo inverso, puede causar un daño grave a la cohesión de un equipo de trabajo. Es la tarea poco envidiable del gerente encontrar una solución.
Demandas poco realistas
Los propietarios o accionistas de algunas empresas pueden desconectarse del trabajo diario de la empresa y hacer demandas que no sean realistas en sus expectativas. Los gerentes pueden ser puestos en una posición en la que se espera que cumplan con demandas imposibles de producción, velocidad, eficiencia u otros factores. Un gerente necesita medir de manera realista las capacidades reales de su equipo y determinar si se pueden satisfacer las demandas de propiedad. Si no pueden, necesita encontrar una forma de transmitir diplomáticamente esta noticia a los propietarios para que se crea, preferiblemente sin alejarlos ni poner en peligro su posición.
Agitadores de olla
Dado un equipo lo suficientemente grande o el tiempo suficiente, cualquier organización debe enfrentarse eventualmente con el desafío del agitador de olla. Un agitador, ya sea a través del aburrimiento, la alienación, la venganza o una agenda política, no puede resistirse a lanzar una llave en las obras solo para ver qué sucederá. Puede diseñar conflictos interpersonales, difundir rumores maliciosos sobre la compañía a otras personas o incluso socavar activamente lo que el equipo está tratando de lograr. Otros empleados generalmente no querrán confrontar a esta persona, y los dueños de una empresa generalmente no estarán al tanto del problema. El administrador debe determinar una respuesta adecuada a este tipo de comportamiento, una respuesta que puede ir desde una conversación privada hasta su finalización.
Lidiando con lo inesperado
Los gerentes deben ser flexibles en sus reacciones a las ocurrencias del día a día. La realidad es impredecible, y cualquier plan que no permita esto será demasiado frágil para sobrevivir a las dificultades del mundo real. Las máquinas se rompen, las personas se enferman, los tratos se rompen, los aviones con personas clave a bordo se estrellan. Nadie sabe realmente qué sucederá a continuación, y un gerente de proyecto o personal tiene que reaccionar rápida y eficientemente ante cualquiera de estas eventualidades. La capacidad de retener una mente tranquila y clara en medio del caos es el sello distintivo de un gerente superior.